By Susana Danino
University of California, Berkeley
Spanish 185, sec 1
Profesor: Ignacio Navarrete
Uno de los más entretenidos géneros literarios de la literatura española es la novela picaresca. Este género nace a principios del siglo XVI, como reacción contra la idealización de la novela caballeresca y pastoril. La picardía, elemento indispensable en este género literario sirve de vehículo en la representación de la realidad social de la época. Las costumbres y la tipología social se descubren dentro de un marco de un ingenioso lenguaje, capaz de entretener al ávido lector. Lenguaje que desenmascara los defectos de aquellos que se encontraban en un estado social de poder y de dinero.
El aspecto moralizador lo podemos apreciar en El Coloquio de los Perros, novela corta, parte de las 'Novelas ejemplares' de Miguel de Cervantes Saavedra, quien realiza un escrutinio sobre las posiciones sociales españolas desde el mundo insólito de los perros. Unos perros que tienen la capacidad de discernir e interpretar inteligentemente las experiencias diarias del ser humano. Desde este nivel, las estructuras sociales se desenmascaran y se vislumbran mostrando su verdadera faceta de hipocresía. Esta realidad solo aparece de noche en el murmurar coherente de los perros que todo lo ven y todo lo saben. Sin embargo, durante el día todo discurso es una realidad fingida, estableciendo una dicotomía metafórica entre lo que sale a la luz en la noche y lo que permanece oculto dentro del día. Factor que emplea Cervantes en su afán de proyectar un análisis de consciencia sobre la verdadera sociedad española de su época. Una sociedad hipócrita, regida por apariencias sociales y preocupada por el que dirán.
Por otro lado, el Lazarillo De Tormes de y de sus fortunas; y adversidades de autor anónimo viene a narrar con naturalidad el perfil humano de la sociedad española de la época con la finalidad central de entretener y amenizar, ridiculizando los estratos sociales. Esta novela de forma autobiográfica y de exposición, es narrada por el pícaro en primera persona acerca de sus hazañas y penalidades. El pícaro, el Lazarillo de Tormes, conlleva al lector a creer que él, es el autor quien narra su propia vida. Así excusa sus delitos adaptando su realidad a la realidad española. Este énfasis se hace justificando y hasta glorificando a la pobreza. Aduciendo que el rico no necesita nada pues lo tiene todo. De esta manera satiriza a la religión, la sexualidad, y los que conservan falsamente un estado social.
Más aún, en el Lazarillo existe una intención de proyectar una realidad costumbrista y de tipos sociales que parece el reflejo de la vida humana. Sin embargo, tiene el defecto de deformar la realidad, exagerándola y causando repulsión. Por otro lado, sus personajes centrales tienden a reflejar imágenes animadas e inconfundibles, que destapan una realidad humana cuestionable y escondida. Estas cualidades hacen que los personajes sean inolvidables. Ambas novelas tienden a descubrir la realidad de una sociedad donde la moral la dictaba el poderoso, sea cual fuere su posición. De cualquier manera ambas tratan un tema social y popular de intención moralizadora del que nunca se hablaba, solo se murmuraba.
Para empezar en el Coloquio de los Perros, Cervantes, explora ingeniosamente las experiencias diarias de la vida española durante los años XVII con un fin moralizador. Como parte de la Novelas Ejemplares, esta novela es la que más hace honor a este aspecto ejemplarizador. Las experiencias diarias que usa Cervantes, abarcan una dimensión moral de los conflictos sociales y los vincula de cerca con el proceso de una identidad colectiva. Esta identidad colectiva permite una clasificación de arquetipos sociales muy poco explorados en la época. Con este objetivo, Cervantes, establece cierta tipología realista de costumbres y estratos sociales. E. C. Riley en The Theory of the Novel, sostiene que la novela debe tener como hecho las raíces históricas de la vida diaria "of the fact that the novel must be rooted in the historical stuff of everyday experience" (224). Basándonos en el postulad o de Riley podemos concluir que el Coloquio de los Perros tiene un valor histórico cuyas bases están en la vida misma de la sociedad española de la época. Por cuanto es factible que el lector se envuelva en la trama como si en realidad los perros hablasen coherentemente y "con discurso ... capaces de razón" (561).
El factor realista de la novela lo ponen dos personaje centrales, los perros Berganza y Cipión quienes murmuran acerca de la gente sobre una realidad social en las grandes ciudades de España. Cipión tiene la función de actuar como moralizador y critico literario, Berganza por otro lado, es el que habla de todos con un verbo florido. Ambos como símbolo de ser los mejores amigos del hombre, tienen la oportunidad de vivir estas experiencias a la par de sus múltiples amos. Otro de los factores importantes es el desenvolvimiento de la trama en lugares históricos como Valladolid, Alcalá, y muchos otras grandes ciudades españolas. Ciudades que fácilmente producen un efecto de familiaridad en el lector y por lo tanto agrega ese ingrediente verosímil indiscutible en Cervantes.
Por otro lado, el Lazarillo de Tormes, escrita alrededor de 1553 o 1554, explora una realidad adaptada dentro del contexto del tema popular. En este análisis cronológico hecho por el pícaro acerca de sus múltiples experiencias que trata de justificar a "Vuestra Merced" (9) una conducta reprobable. Para esto, el pícaro convenientemente adapta su realidad a la realidad de la novela recogiendo rasgos costumbristas. Con este objeto Francisco Rico sostiene que el autor "renuncia a consignar su nombre" (32) y permanece en el anonimato, dejándole toda la responsabilidad al pícaro Lázaro. De esta manera "los lectores acometían el libro como pura 'verdad' y acaban encontrando una mentira que instauraba un género de ficción admirablemente nuevo." (32). Lázaro, representa el medio acertado para ridiculizar a la gente y sus estratos sociales. Este énfasis cae de sobremanera en el clérigo y sus representantes, quienes reciben las más crueles tipologías. De igual manera, el autor utiliza temas cotidianos como es la necesidad de (creer en ) la religión, de comer y del sexo. Los factores de necesidad humana acentúan el realismo en la novela, sin embargo alteran el orden y estabilidad social de la época. Por tal razón, el capitulo cuarto del fraile y quinto del bulgero, fueron prohibidos por la Santa Inquisición después de ser publicada la obra. También la orfandad era motivo de profunda preocupación en el Lazarillo de Tormes. Los huérfanos en su mayoría eran niños y mujeres, quienes por ser hijos de la calle y la pobreza eran gente incontrolablemente violadora de las buenas costumbres (99). Pero Lázaro justifica la ruptura de la buenas costumbres basado en la pobreza y la orfandad, a la vez que destapa los defectos de una sociedad hipócrita.
En el Coloquio de los perros, el insólito dialogo entre los perros Berganza y Cipión empieza con el tema de la murmuración, algo que mantenía muy ocupada a la sociedad del siglo XVII. Ambos justifican su murmurar y chismorrear "porque mejor será gastar el tiempo en contar las propias, que en procurar saber las ajenas vidas." (563), sin embargo ambos murmuran de todos. Irónicamente este chismorreo ocurre durante la noche, donde todo lo cubierto y oscuro sale a la luz, develando la realidad fingida de una sociedad que durante el día tapaba todos sus defectos. En un pasaje peculiar, Berganza empieza a hablar de las experiencias que vivió con el jifero (carnicero), Nicolás el Romo. El jifero trabajaba en el matadero donde Berganza descubre que todos violaban la ley continuamente. Recordando su experiencia le dice a Cipión:
Primero, has de presuponer que todos cuantos en el trabajan, desde el menor
hasta el mayor, es gente ancha de conciencia, desalmada sin temer al Rey ni a
su justicia; los mas, amancebados, son aves de rapiña carniceras; mantiénense ellos y sus amigas de lo que hurtan. (564).
Esta vida en el matadero le permite a Berganza descubrir los vicios y malas costumbres de lo jiferos. Los jiferos no tienen reparo en nada, decía, "con la misma facilidad matan a un hombre que una vaca." (564). Y peor aún sus fechorías son protegidas por los representantes de la ley, quienes contradicen el llamado a proteger al ciudadano honrado. "No hay ninguno que no tenga su ángel de la guarda en la plaza de San Francisco.” (564), donde se concentraban las instituciones gubernamentales. Esta estructura delictiva habla de una sociedad corrupta, basada en la coima y los intereses creados. Coima que les permitía gozar de una buena partida de carne de vaca por parte de los jiferos, ignorando su real función de representantes de la ley.
También, la necesidad del sexo es representada en el hecho en que los jiferos robaban de las reses para mandárselas a sus amigas. Berganza usa la picardía cuando describe jocosamente a la moza que le quitó la carne diciendo "la carne se ha ido a la carne." Toda esta estructura caótica habla de un mundo corrupto e hipócrita donde la ley se compra y la honradez es tan solo una utopía. Aquí no existe la ley ni los valores sociales, tanto los jiferos como los representantes de la ley las violan impunemente. En cuanto a Cipión, él hace su docente labor de instruir continuamente a Berganza, y aunque algunas historias puede contarlas sencillamente "otras es menester vestirlos de palabras." (566). Cipión resalta el excesivo uso del adorno en el lenguaje, como las metáforas y símiles al contar una historia y le pide a Berganza que no hable de más y vaya directo al grano, 'vete de lengua, que en ella consisten los mayores daños de la vida humana’, le dijo. Esta crítica moralizadora y literaria representa la noción del público de Cervantes al cual él esta obligado a brindar una novela ejemplar.
En cambio el Lazarillo, el pícaro, empieza justificando sus acciones por ser pobre y huérfano, adaptando seres reales a su realidad trastocada. (79). Con este objetivo pronuncia abiertamente que:
Los que heredaron nobles estados cuan poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcia, y cuanto mas hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando salieron a buen puerto. (11).
Este discurso pronunciado en los comienzos de la obra pretende justificar sus malas acciones y las de sus parientes. Por ejemplo, cuando el amante de su madre robaba para darles de comer, este aduce que si el clérigo y el fraile roban a los devotos, por que un pobre esclavo no puede robar por amor. (19). O sea, por amor y por hambre, se justifican los robos. Algo así como el fin justifica los medios. Otro ejemplo de esta premisa se puede ver cuando Lázaro pasa a poder del ciego, quien dedicado a la oración por oficio, es como el alcahuete de las gentes. Reza por todo y por todos, gozando de un posición social que suplía todas sus necesidades. Aunque, Lázaro no lo dice, se entiende que el ciego estaba metido en todo lo que se entiende como brujería, sin embargo este oficio pasaba desapercibido con el bien llamado rezos religiosos.
Decía saber oraciones para muchos y diversos efectos: para mujeres que no parían; para las que estaban de parto; para las que eran malcasadas, que
sus maridos las quisiesen bien. Echaba pronostico a las preñadas: si traía hijo
o hija. Pues en caso de medicina decía que galeno no supo la,mitad que él para muela, desmayes, males de madre. Finalmente, nadie le decía padecer alguna pasión que luego no le decía: -Haced esto, haréis estotro, cosed tal yerba, tomad tal raíz. (26).
De esta manera el ciego se ganaba la vida y sus entradas eran grandes, ya que todos lo buscaban para sus rezos y consejos. Esta demanda proyecta la preocupación de esta sociedad con la brujería y sus efectos. Aunque el ciego ganaba bien, lo tenía racionado a Lázaro, quién siempre se quejaba de hambre. Razón por la cual Lázaro se las ingeniaba para robarle al ciego. Con picardía descosía y cosía el fardel donde el ciego guardaba "pan... torreznos y longaniza." (28-29), para robárselo. De igual manera el vino se lo tomaba con una paja de centeno larga, apenas el ciego la servía. Estas hazañas de Lázaro tratan de disculparlo debido a su pobreza y hambre. Además de hacer hincapié que el ciego tenía en demasía y era mezquino. Esta actitud deja ver un substrato escondido dentro de la clase baja, que los mendigos podían amasar dinero y no compartirlo.
En el Coloquio de los Perros el aspecto moralizador y de tipología social se desarrolla en las experiencias de Berganza con los pastores de ovejas. Aquí la crítica no es solo contra la sociedad, sino contra la literatura pastoril a la cual Cervantes trata de satirizar. Esta crítica se puede observar en la alusión que hace Berganza a Cipión cuando le dice que no era verdad lo que se escribía acerca de los pastores. (569). Primeramente, la imagen de los pastores los pintaba como melodiosos interpretes de la música, cantantes. En cambio esta imagen era una mentira ya que:
mis pastores y todos los demás de aquella marina tenían de aquellos que
había oído leer que tenían los pastores de los libros; porque si los míos
cantaban no eran canciones acordadas y bien compuesta ... y no son con
voces delicadas, sonoras y admirables, sino con voces roncas, que solas
o juntas, parecía, no que cantaban, sino que gritaban o gruñían. (570-571).
voces delicadas, sonoras y admirables, sino con voces roncas, que solas
o juntas, parecía, no que cantaban, sino que gritaban o gruñían. (570-571).
Esta referencia de Berganza, primero, rompe con el idealismo de que los pastores eran excelentes cantantes. Berganza expone a los pastores como cualquier grupo de personas, dice que los libros pastoriles exaltaban sus cualidades, manteniendo a su público engañado. Segundo, que la idea de que la vida pastoril era sosegada, fiel e ideal contrasta con las experiencias de Berganza. Estos pastores eran los rufianes que engañaban a su amo y le robaban ovejas echándole la culpa al lobo. Todo esta confabulación sucedía de noche y los "pastores eran los" verdaderos "lobos" (573), que engañaban a quien confiaba en ellos. Todos ellos estaban al fraude durante la noche y en el día aparentaban ser blancas palomas. Es así que los pastores salen al descubierto, ellos también violan la ley y nadie los controla.
Las experiencias del Lazarillo también expone otra clase social, la del clérigo. Durante su servicio a un fraile de la Merced, observó muchas acciones impropias de los que supuestamente estaban designados solo al servicio de Dios. Una vez abandonado por el escudero y después de ser acusado de robarse las cosas de su amo, terminó hospedándose con un fraile de la Merced. Lázaro fue llevado con el fraile por varias mujeres que trataron de ayudarle. El fraile:
al cual le llamaban pariente. Gran enemigo del coro y de comer en el convento
convento, perdido por andar fuera, amicísimo de negocios seglares y visitar tanto, que pienso que rompía él mas zapatos que todo el convento. Este me dio
los primeros zapatos que rompí en mi vida; mas no me duraron ocho días, ni
yo pude con su trote durar más. Y por esto y por otras cosillas que no digo, salí dél. (110-111).
yo pude con su trote durar más. Y por esto y por otras cosillas que no digo, salí dél. (110-111).
Estas afirmaciones implican la teoría que el fraile mantenía relaciones sexuales con mujeres. Esta conducta expone que las necesidades del cuerpo atañe a todos por igual y que estas necesidades deben satisfacerse. De igual manera Lázaro, tiene muchos amos en busca de sus necesidades corporales que son la de comer en su afán por sobrevivir. Todas estos menesteres presuponen una justificación de los fines aunque los medios sean completamente incorrectos. En este punto el lector puede identificarse con Lázaro y hasta justificar al pobre que gozaba de mala suerte. Lázaro reconoce que todo lo malo no deja la conciencia intranquila cuando dice: "en mi triste fortuna que ningún gozo me venga sin zozobra?" (96). Sin embargo Lázaro continua con sus fechorías.
Finalmente, cabe anotar que si bien es cierto que ambas novelas tienen como objetivo amenizar y entretener al lector, también es cierto que ambas lo hacen dentro de un contexto diferente aunque moralizador. El Coloquio de los Perros, tipifica a sus personajes y los sitúa dentro de un marco cultural. El público tiene acceso a esta trama en la boca de Cipión, mientras Berganza describe a los personajes, y los enlaza con sus virtudes y defectos formando arquetipos sociales. Esta trama personifica fundamentalmente las circunstancias históricas de la época que es uno de los factores que agregan realismo y aceptación en el lector. En el aspecto moralizador debemos recalcar que Cervantes llama a la reflexión y a la revaluación de valores y discursos. Existe un análisis profundo de los estratos sociales del siglo XVII dado que todos los personajes pertenecen a diferentes niveles socio-económicos. En el Lazarillo de Tormes, se desarrolla la representación de una tipología social en la cual se trata de disculpar las fechorías del pobre. Esta conclusión conlleva a una teoría del embudo donde el pobre queda disculpado por sus malas acciones y el rico no, pues el tiene dinero. Esta justificación dispareja hace que al final el lector se dé cuenta que todo es una mentira y que la fuente del discurso es solo un individuo. Sin embargo, no se puede oscurecer la intención humanista de la obra, cuyos aspectos simbólicos cobran vida dentro de los conflictos de las relaciones de su personaje central y su medio circundante. Si bien el autor quiere introducir la noción de una sociedad olvidada, también es cierto que introdujo la faceta más baja de los pobres y huérfanos en relación con los otros niveles sociales. Aún cuando la trama se perciba como mentira para el lector, para la época la realidad de los ignorantes (en su mayoría pobres) se convierte en realidad. (310). El resultado produce una tipología parcializada por Lázaro, la cual habla de toda una sociedad aparente e hipócrita, y este es, quizás el ejemplo moralizador del pícaro.
BIBLIOGRAFÍA
Autor anónimo. El Lazarillo de Tormes. Edición de Francisco Rico.
Ediciones Cátedra: Madrid. 1998. 1-191
Ediciones Cátedra: Madrid. 1998. 1-191
Autor anónimo. "Introducción." El Lazarillo de Tormes. Edición de Francisco
Rico. Ediciones Cátedra: Madrid. 1998. 31.
Autor anónimo. "Introducción 2. Sobre el Autor" El Lazarillo de Tormes.
Edición de Francisco Rico. Ediciones Cátedra: Madrid. 1998. 31, 32.
Autor anónimo. "Introducción 4, Entre Burlas y Veras" El Lazarillo de Tormes.
Edición de Francisco Rico. Ediciones Cátedra: Madrid. 1998. 79.
Cervantes, de Saavedra Migue. El Coloquio de los Perros, en las Novelas
Ejemplares. Editorial Mercurio, Litográfica La Confianza. Lima, Perú.
(1968). 561-627.
EL Lazarillo de Tormes. Cubierta: British Library, Royal MS. 10 E.IV. Decretales
de Smithfield, fl. 217. vo.
EL Lazarillo de Tormes. Cubierta: British Library, Royal MS. 10 E.IV. Decretales
de Smithfield, fl. 217. vo.
Riley, E. C. Cervantes Theory of the Novel. Edición Juan de la Cuesta: Newark,
Delaware. 1992. 224.